Vivimos en un continuo sopor, como atontados por la droga del diario vivir, existiendo sin consistencia.
Vivir en constante vigilancia y vigilia de las constantes espirituales, de lo que engrana momentos especiales, con el alma a flor de piel, ese es un deseo profundo de mi ser.
Despertar, velar, estar despiertos, son frases repetidas sin cesar por Jesucristo.
Vivir en constante vigilancia y vigilia de las constantes espirituales, de lo que engrana momentos especiales, con el alma a flor de piel, ese es un deseo profundo de mi ser.
Despertar, velar, estar despiertos, son frases repetidas sin cesar por Jesucristo.
¿El respeto por la Vida tiene límites?
Entiendo que uno mate porque necesite comer, es la ley de la supervivencia.
Entiendo que uno mate en defensa propia, puesto que es la ley de la supervivencia.
Si mato algo porque me significa amenaza, aunque sea aparente, es algo que me hace reflexionar sobre qué ley se rige. No hay que confundir ley del miedo con ley de supervivencia.
Si mato algo por diversión, como es la caza deportiva, entonces reflexiono sobre qué ley se rige: Divertirse matando tiene responsabilidad sobre la ley de la retribución del daño hecho.
Si mato algo por investigación, en búsqueda de un bien mayor se rige por la ley de la retribución. Cuando una muerte genera vida la ley de retribución es colmada pronto. Cuando una muerte no genera vida la paga el que la genera.
Si mato sin querer, se aplica la ley del duelo.
Si mato por salvar una vida, es la ley del equilibrio, puesto que hay que analizar el peso existencial de lo que muere y de lo que vive. Pienso, por ejemplo, cuando se ataca un cáncer.
Si me inmolo por la vida o por lo que creo un bien mayor, se aplica la ley del justo, o la ley del amor, según el caso.
Si me inmolo por desprecio a la vida, se me aplica la ley del suicida.
Si en mi muerte arrastro más muertes, se aplica la ley de la retribución, con la gran carga de que no existe vida para retribuir.
Entiendo que uno mate porque necesite comer, es la ley de la supervivencia.
Entiendo que uno mate en defensa propia, puesto que es la ley de la supervivencia.
Si mato algo porque me significa amenaza, aunque sea aparente, es algo que me hace reflexionar sobre qué ley se rige. No hay que confundir ley del miedo con ley de supervivencia.
Si mato algo por diversión, como es la caza deportiva, entonces reflexiono sobre qué ley se rige: Divertirse matando tiene responsabilidad sobre la ley de la retribución del daño hecho.
Si mato algo por investigación, en búsqueda de un bien mayor se rige por la ley de la retribución. Cuando una muerte genera vida la ley de retribución es colmada pronto. Cuando una muerte no genera vida la paga el que la genera.
Si mato sin querer, se aplica la ley del duelo.
Si mato por salvar una vida, es la ley del equilibrio, puesto que hay que analizar el peso existencial de lo que muere y de lo que vive. Pienso, por ejemplo, cuando se ataca un cáncer.
Si me inmolo por la vida o por lo que creo un bien mayor, se aplica la ley del justo, o la ley del amor, según el caso.
Si me inmolo por desprecio a la vida, se me aplica la ley del suicida.
Si en mi muerte arrastro más muertes, se aplica la ley de la retribución, con la gran carga de que no existe vida para retribuir.
Caminando por la calle me encontré con una de esas personas que reparten papeles de promociones. Al recibir el que me entregó me di cuenta que el papel estaba vacío. No pude evitarlo me detuve y miré para atrás. Todos los papeles que repartía estaban vacíos. De vuelta me topé con este mismo personaje y me dio uno que estaba escrito. Me detuve de nuevo y giré para verlo, pero se había esfumado. El papel decía: "No existen las coincidencias. Vienen por ti".
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