La Inspiración no llegaba,
aunque tuviera el don,
aunque hubiera beneficio,
pues mi alma ansiaba la gloria,
el ensalce y el éxito,
para mí mismo
y no de quien realmente procede.
La peor prueba que enfrento
es del propio derrumbe.
Cuando en el dolor,
con profunda lamentación,
me asqueé de mis intenciones,
de mi falta de amor y gratuidad.
Cuando deseché la posibilidad,
y sumergí mis sueños en el barro,
entonces vino Ella a mí.
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