En nuestra visita a Italia nos llamó profundamente la atención la omni presencia de las escalas, especialmente en Roma.
Nuestro apartamento quedaba cerca del Vaticano y, como pueden ver en la imagen, había que subir escalas para llegar a él.
En mi condición de minusválido cada escala se mostraba como un desafío. Aquí pueden ver una espiral que había en el Museo del Vaticano.
En algunas partes podías encontrarte con instalaciones que permitían la subida de sillas de ruedas, pero en general Roma no es un lugar apto para personas con discapacidad.
En todos nuestros trayectos nos acordábamos de mi mamá, que sufrió en carne propia el calvario de las escalas cuando realizó su viaje a este país en el año 2012.
Para colmo, si entrabas en un restaurante y querías ir al baño…escalas. Casi todos los monumentos y edificios históricos tenían peldaños que había que superar.
Casi no ocupo bastón en mi vida normal, pero en este viaje se convirtió en mi compañero fiel. Un comentario aparte y lo doy como dato: mi bastón fue el mejor aliado para superar la mayoría de las filas, muchas con cientos de metros de largo, y nos ahorró muchas horas de espera.
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