Carta al Hijo

Querido Hijito:


Te vi en la primera foto que tuve de ti y me embargó una gran alegría. Te veías tan pequeño (sólo unos 13 mm), pero pensaba en mi interior cuán grande te estabas haciendo en mi corazón.


Desde ahí todos los días pienso en cómo vas creciendo dentro de la güatita de tu mamá, de cómo se van desarrollando tus partes, de cómo poco a poco vas sintiendo lo que te rodea.


Sé que es dificil que entiendas lo que ahora te digo, pero no puedo evitar transmitirte de alguna forma lo que significas para todos nosotros, cómo vas revolucionando nuestras vidas.


Hijo, vivir es una aventura maravillosa en la que se descubren cosas sensacionales. Vivir te enfrenta a seres diferentes a ti que te pueden enseñar lecciones estupendas de lo que debes construir en tu interior.


Te recomiendo que estés atento a los buenos consejos y no a los malos ejemplos. Verás que es muy fácil hacer las cosas de la peor manera y salir invicto, pero siempre, siempre se termina perdiendo. Haz las cosas con amor, con bondad. Llénate de virtudes para brillar como las estrellas, que aunque silenciosas perduran en el universo y su luz da origen a mundos nuevos y a creaturas tan hermosas como tú. El amor engendra amor. Dios, el ser que da origen a todo lo que conoces, te ama y te tiene guardada muchas sorpresas.


Te quiere mucho,


Tu papá.

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