¿Cómo crece el amor?



Acaso se ve ondear en las verdes praderas, sino se le observa en los múltiples colores de un océano de vida coralífera, o quizás se expresa al contemplar miríadas de galaxias o estrellas, que iluminan y dan vida a innumerables seres del cosmos.

Donde se ve algo creado se ve también la obra del amor.
Pero cuando algo duele, se enferma o muere...¿Dónde está el amor?

Quizás en la mirada suspendida en el ser amado, quizás en la comprensión profunda de la entidad de las cosas, quizás en el escuchar, saber escuchar, el silencio de Dios.

El que ama, conoce y al conocer encuentra significado y significación.
El que ama, contempla y al contemplar se deja llevar por incomprensibles caminos.
El que ama, actúa y al actuar produce reacción...y creación.

¿Cómo saber amar? ¿Sólo a El? ¿A través de El? ¿Por El?
¿Qué debo hacer para servir en el amor? ¿Obedecer? ¿Escuchar? ¿Sacrificar?
Sigue muriendo lo que amo y tristemente digo que nunca pude amarle como era debido, como debería ser.

Tanto tiempo desperdiciado en trivialidades, dejando postergado lo importante.
Aunque me frustre admitirlo, sólo se comienza a amar cuando se ha perdido.
Mil lágrimas hasta la eternidad, para en esperanza volver a abrazar, a besar, a gozar del mutuo encuentro, del amor postergado.

Mi consuelo es saber que el amor no deja de crecer, y que ni muerte le venza, ni olvido que lo disuelva, pues hay un Dios que recuerda y que ama sin reserva.

Miguitas vine a entregar en esta vida, sólo migas. Siempre habrá una palomita que las coma.

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